VOCACION ENCONTRADA
Era miércoles 15 de mayo, me encontraba yo de nuevo en medio de mi
tristeza, en un lugar desolado, solo, sin nadie que me acogiera, deseando la
salida de el mundo oscuro en el que me encontraba, me había convertido en un
ermitaño, mi vida estaba envuelta en un entorno un poco extraño. En uno de mis
intentos de superar la pérdida de mis padres quise ir al parque, eran las
09:30 p.m estaba algo solitario el sitio, de repente vi una sombra esbelta de
una mujer, mi asombro fue tanto que decidí acudir hacia ella, me acerque y le
dije:
Hola, cómo
te llamas? Ella algo asombrada me respondió:
- Me llamo
María Clara, y usted?
- Jerónimo
Díaz, es un gusto conocerla, hermosa dama! Que hace a estas horas de la noche
en un lugar tan solo?
- Quería
tomar un poco de aire, y me encontré con algo mejor.
- Que honor
tus palabras, a que te dedicas?
Y ella
respondió con mucha felicidad y brillo en sus ojos...
- Yo tengo
la mejor profesión del mundo, soy MAESTRA.
-
inmediatamente dentro de mi pensé que ella seria quien podría sacarme de mi
analfabetismo y algo apenado empecé a contarle mi historia…
Yo fui el único hijo del matrimonio de José Joaquín Díaz y Martina Valdez,
en este momento estoy pasando por una dura situación, hoy exactamente hace 3
años ellos murieron en un accidente en la carretera – No pude contener mi dolor
y de repente solté una lagrima, Clara con mucha finura la seco, este fue el
primer acto que me demostró su grandeza como persona – continuando le conté que
no sabía leer ni escribir, ella me dijo – conozco muchas personas que al igual
que tu se encuentran en el analfabetismo, por eso con el señor Rocky, el
director de la escuela donde trabajo, hemos creado un instituto llamado ‘nunca
es tarde para aprender’, si te interesa puedes asistir.
Y así fue, una semana después de conocer esa mujer que se robaba mi
atención empecé a asistir a aquel instituto, el señor Rocky que algún día
también fue analfabeta nos alentaba y así cada día progresaba mas, sentía que
el dolor se desvanecía poco a poco, en realidad hacía muchos años no me sentía
tan orgulloso de lo que hacía, con ayuda de María Clara aprendí a leer y a
escribir, la escuela es un lugar único e inigualable, allí adquiría
saberes, se conjugaban las experiencias y los conocimientos, compartía con
personas permanentemente y esto me ayudaba a relacionarme y lograr
nuevas amistades, comprendí que esta vocación no solo es educar o enseñar sino
también aportar tiempo libre y comprensión, en Clara encontré apoyo, una mano
amiga, era yo el ser más feliz de todo el universo, había superado y ocultado
mis tristeza.
Años después me gradué como bachiller, quería continuar con una carrera, mi
sueño era ser maestro, Clara me enseño que esta profesión es la más hermosa que
existe. Ella como siempre estuvo allí, me dijo – ¡Serias un estupendo maestro!
– esto me lleno de ganas y empuje.
Clara y yo nos enamoramos, un amor puro sin interés alguno creció entre
nosotros, ella, una mujer única entre todas, me ayudo a salir de ese oscuro
mundo en que me encontraba. Transcurrido el tiempo iba mejorando mis estudios
universitarios y mi relación, conseguí un trabajo en una ferretería, todo iba
muy bien hasta que una mañana recibí una llamada, me decían que Clara acababa
de sufrir un grave accidente en el automóvil y que la tenían en urgencias, no
pude contener mis lágrimas, lloraba sin cesar, recordé de repente todo el drama
que sufrí con el accidente y la muerte de mis padres, me quería morir, me fui
de inmediato al hospital, cuando llegue allí estaba Teresa y Rocky, me
recibieron de un fuerte abrazo, sabían del dolor que estaba sintiendo.
De repente salió el Doctor y nos dio una noticia para nada buena, nos dijo
que Clara estaba en estado de coma y que las posibilidades de que sobreviviera
eran nulas, ya que el trauma era fatal.
En ese momento Teresa exclamo con mucho horror- ¡Oh Dios mío, que será de
la vida de nuestra Clara! Y corrió en llanto.
La vida de nuevo me estaba dando la espalda, pero esta vez no iba a dejar
que el dolor se adueñara de mí, me propuse sacar fuerzas para alentar a Clara
así como ella lo había hecho conmigo, aunque las posibilidades eran mínimas, yo
puse en los doctores toda mi fe.
Un mes después Clara se empezó a recuperar, todas las tardes luego de
terminar mi jornada de trabajo la visitaba, sentíamos felicidad de vernos, el
amor nos unía cada vez más, el día de mi graduación ella estuvo en primera fila
con el señor Rocky apoyándome como siempre.
En la ceremonia de graduación me pidieron que dijera unas palabras y yo muy
feliz dije:
“En esta larga experiencia comprendí que hay pautas de las
cuales maestros y alumnos debemos adquirir para una mejor educación y calidad
de vida, ya que un educador no es un ser iluso que asume del acto formativo sin
anclaje en la realidad, es decir, que tiene bases en conocimientos y
experiencias como personas, ya que para la educación no hay límites ni excusas,
todos los días debemos agradecer a nuestros maestros, gracias a ellos hoy
estamos acá, muchas veces la vida nos pone obstáculos y solamente quienes tienen
una buena formación y saben tomar decisiones son quienes salen adelante”
Todos los presentes aplaudieron al escuchar mis palabras, Clara estaba muy
feliz y orgullosa de los logros alcanzados en mi proceso.
Un dia quise invitar a unos amigos a celebrar que había
conseguido trabajo en un colegio como profesor de español, y estando
todos reunidos, decidí pedirle matrimonio a Clara, ella de la
emoción se quedo en shock, decía que siempre había anhelado se día. Nos casamos
y tuvimos un hermoso hijo llamado Juan José, ellos dos y mi profesión llenaban
mi vida, aunque el recuerdo de mis padres seguía vivo, ya el dolor se había ido
y por fin había logrado superar el mundo oscuro en el que me encontraba.
Clara y yo nos sentimos orgullosos de haber vencido la ignorancia y todos
los obstáculos que se nos presentaron para poder ser felices, nuestro próximo
propósito fue hacer d nuestro hijo una persona con una buena educación y
formación como ciudadano.